La gestión de riesgos existe porque vivimos en un entorno de incertidumbre en el que debemos tomar muchas decisiones.
Lamentablemente, la inestabilidad de nuestro país, y la escasa duración de las medidas económicas y financieras, hace indispensable mayor eficiencia al tomar decisiones.
Estas últimas semanas, cada uno individualmente y en su empresa tuvo que evaluar varios temas no menores. ¿Qué hacía con sus ahorros? ¿Dónde conseguía capital de trabajo para hacer frente a las obligaciones de los próximos meses, o próximos días en algunos casos? ¿Vender o esperar? ¿Adelantar consumos o esperar?
Es por eso que clarificamos algunos conceptos para empoderarnos en lo que sí podemos hacer para transitar mejor esta coyuntura.
¿Qué es el riesgo? Es un evento incierto que de producirse puede tener un impacto positivo o negativo en una persona o empresa. En cambio, el problema es un hecho cierto, que ya está presente, con un impacto negativo en una persona o empresa.
Entonces, ¿gestionamos riesgos o problemas? Y esta pregunta puede aplicarse a cualquier ámbito.
Se dice que el éxito en gran medida dependerá de gestionar mejor nuestros riesgos, mediante la anticipación y la información de calidad.
Y para ello es necesario preguntarnos qué información analizamos, cómo y para qué.
Los riesgos no deben confundirse con los problemas.
Un problema es un riesgo materializado, es decir, un evento cierto que sucedió y está afectando negativamente el logro de los objetivos empresariales. Los problemas se gestionan de forma reactiva e implican siempre una pérdida para la empresa mientras que los riesgos se gestionan de forma proactiva y pueden implicar ganancias adicionales para la empresa.
Gestionar problemas equivale a gestionar el fracaso, apagar incendios continuamente y dejándose llevar por lo que pasa externamente.
Gestionar el éxito equivale gestionar la incertidumbre para tornarla en oportunidad requiere adelantarse al tiempo y tomar la rienda de los acontecimientos, ¿pero cómo lo hacemos? Identifico el riesgo, mido la probabilidad de ocurrencia e impacto y tomo una decisión.
¿Analizamos las alternativas disponibles?
¿Lo hacemos en base a nuestro nivel de tolerancia al riesgo o por imitación a lo que hacen otras compañías?
Toda decisión implica riesgos y cuanto mayor es el riesgo mayor es la amenaza y oportunidad. Por ello es muy importante aprender a gestionar la incertidumbre: para obtener del riesgo la mayor rentabilidad.
El proceso de tomar decisiones óptimas en un entorno de incertidumbre requiere lo siguiente:
- Planificar y definir claramente los objetivos, roles, límites y responsabilidades de los miembros involucrados.
- Tener planes de contingencia acorde a los análisis de sensibilidad que nos permitan reaccionar con rapidez.
- Documentar los procesos de la empresa.
- Clarificar la cultura organizacional y el nivel de tolerancia al riesgo
- Afianzar el compromiso de cumplimiento de cada miembro del equipo.
Esto permitirá sistematizar una metodología de mayor precisión y exhaustividad, logrando una comunicación eficiente entre todos los actores implicados e imprescindibles para clarificar la gestión.
Y como líderes, preguntarnos todos los días, ¿cómo hacemos las cosas, como se siente la gente que trabaja con nosotros y como los motivamos para que logren los objetivos en su desempeño individual y grupal?
Cada persona maneja las exigencias de su vida y trabajo de forma única y personal, acorde al nivel de riesgo que desea asumir. Superarnos nos ayuda a crecer, además de disfrutar el proceso y de sentir satisfacción por lograr un objetivo.
Ruth Remesnitzky – Lazos Comerciales Consultora